jueves, enero 22, 2009

Se acabó el recreo.

La canalla rufianesca que se encarga de Corazón de Invierno mutiló la retransmisión, en directo, de las nominaciones a los Oscar de este año.Para colmo, lo hicieron para dar paso a ese ente llamado Sara Montiel, quien hace varios años luz tuvo algo de éxito allá por Hollywood. Gracias a Hitch ya dispongo de toda la lista, no por ello mi rencor se ha atenuado. Aunque os dije que los Carnavales iban a permitirme ver la gala sin temor al sueño, quizá no pueda hacerlo por una buena causa: pasar la fiesta de don Carnal de un modo más divertido y, por qué no, carnal.
Sin embargo, no voy a hablaros de los Oscar. Estoy defraudado, aunque en temas universitarios ya es llover sobre mojado. La Universidad es una institución en la que se mueven fuerzas de todo tipo, muchas de ellas ajenas a lo que debería ser su principal función: difundir el conocimiento. Como botón de muestra hemos tenido la concesión del Doctor Honoris Causa a Aznar en la Universidad CEU de Valencia. Pues no, no creo ni que Aznar ni el Rey ni Carrillo, por citar algunos, merezcan tales honores. Debería caérseles la cara de vergüenza si no fuera porque vergüenza es lo que les debe faltar a la mayoría de responsables, profesores y alumnos de dicho centro.
Hace tiempo que perdí casi todo el idealismo. Me manifesté contra el Plan Bolonia, aún sabiendo que no serviría para nada. Si se lucha con el diálogo, ellos harán oídos sordos. Si se lucha con la fuerza, ellos nos devolverán el doble. A fin de cuentas, no se olvide que vivimos en un régimen casi bipartidista, no tanto como Estados Unidos pero hacia ello nos encaminamos (mea culpa he de expresar aquí acerca de mi voto, que también ayuda) Y si los dos principales partidos, que engloban el ochenta por ciento de los votantes, están ambos a favor de Bolonia, ¿qué se puede hacer? Pues esperar que, de lo malo malo, me dejen terminar una carrera que he comenzado tres veces. De lo contrario perderé las pocas esperanzas que tenía en este sistema educativo.
Quieren que vayamos de la mano de Europa, que haya movilidad. ¿Para qué? Yo no pienso moverme de aquí. ¿Ir a estudiar Filología Hispánica a otro país que no sea España? Otra cosa es si luego me dan opción de ir a dar clase en el extranjero, esa sí es una salida más que posible. De hecho, ni siquiera existirá ya la Filología: se llamará Grado en Lengua y Literatura Españolas. Uy, qué nombre más fino, como fina es la ministra del ramo, Ministra de Ciencia y Tecnología, quien debiera ser llamada Ministra Florero porque, como el de las miembras, su ministerio no vale para nada excepto para elevar la cuota de féminas en el gabinete. Ya me diréis qué le va a importar a la señora ministra los cuatro gatos de letras que están chupando de las arcas del estado ahora que estamos de crisis. Puestos a imitar a Europa, no veo yo por qué debamos hacerlo en lo malo: no quiero ponerme a cenar a las siete de la tarde, ni que los bares dejen de servir alcohol a las once. Por contra, podríamos ser un estado laico, como Francia, o legalizar la marihuana como Holanda (y lo digo yo, que jamás me he hecho un porro)
Así pues, se acabó el recreo. España ya no será un país de vagos y maleantes, y el concepto de vida de estudiante se verá un tanto modificado. De 30 semanas lectivas pasaremos a 37. Se comenzará el curso a primeros de septiembre y, por tanto, los exámenes de recuperación se harán en ¡julio! No se si dejarán bermudas y chanclas...
No se en el resto de Europa, pero en esta pequeña y fría ciudad por esa época suele hacer bastante calor, aunque yo después de haberme torrado vivo en el examen de Lingüística ya estoy entrenado. Así que, si fuera con el nuevo horario, este examen de Semántica con el que espero proseguir hoy nos lo habrían puesto antes de Navidad, o quizá justo después. ¡Vaya! Me veo llevando los apuntes a las comidas familiares. Y digo yo... ¿Dar más semanas de clase significa darlo mejor? No creo. Todo depende de cómo se aproveche el tiempo. Al igual que en Latín el programa era demasiado amplio para un cuatrimestre, en otras materias se ha dedicado menos tiempo a explicar antes que a la charla sobre temas varios muy interesantes pero de ámbito más bien extraescolar.
El otro día, un gran amigo y seguidor de este blog dijo una frase con la que me identifiqué, expresó su deseo de luchar para conseguir un trabajo en el que solo tuviera un jefe: él mismo. Otros dos colegas terminan esta semana su empleo o han tenido problemas con el mismo, si bien por suerte los suyos se relacionan con lo que han estudiado. En fin. Opino lo mismo que en Ponferrada. Que se enreden en todos los rollos burocráticos y políticos que quieran. A mi no me quitarán el título, tenga el sellito que tenga, lo vivido y lo aprendido.

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