domingo, mayo 27, 2007

Moleskine de un viajero en USA. Episodio XI


REGRESO AL DEPORTE, ROAD TRIP Y CAMBIO RADICAL (AND TWO)


El estado de California, empero, no se termina alli, por lo que nos dispusimos a realizar un road trip en toda regla por la nacion mediterranea en direccion norte, hasta Yosemite National Park. Para darle un tono mas mitico, un Mustang descapotable rojo nos esperaba en el aeropuerto de SF. Pronto abandonariamos la sofisticacion urbanita por monotonos paisajes de granjas y cultivos, la America profunda, llena de iglesias que parecen centros comerciales y territorios baldios de esos en los que, según una buena dosis de imaginacion estimulada por el visionado de cientos de peliculas la mayoria de serie Z, podriamos avistar un OVNI si fuera de noche, o caer pasto de una horda de zombis paletos o mutantes canibales. Hicimos una parada en el pueblo de Merced, donde estaba el centro de turismo en el cual abastecernos de mapas del parque nacional y confirmar la ruta que estabamos siguiendo. Habia que llegar hasta Mariposa. Si el nombre os parece curioso, es porque aun no os he dicho que antes pasamos por un tal Manteca. Aeropuerto de Manteca? Nada mas cierto. De hecho, Mariposa era el ultimo atisbo de civilizacion antes de entrar en los adelanyos de Yosemite. Tras eso, tan solo habia aislada tienda de comestibles que, supongo que por ser consciente de su condicion exclusiva, se puso el simple nombre de The Market. Suerte que el Cedar Lodge tenia mejor pinta de la idea mental que me habia formado, con un aspecto tan rustico y todas esas estatuas de osos, visitantes ocasionales del lugar con los cuales espero no tener el gusto de cruzarme. A pesar de que yo, con la resaca del bike trip, podria haberme echado a dormir justo despues de la llegada, aun salimos a dar un breve paseo por los alrededores, Paco vio una serpiente, motivo de pensarnos bien donde pisar. Al pasar habiamos visto un lugar donde se concertaban excursiones para bajar el rio Merced haciendo rafting, y por tener una experiencia mas, que no se dijera que el ferry fue nuestro ultimo contacto con la navegacion, fuimos a reservarlo para por la manyana. No habia ya mucha gana de ir a cenar a alguno de los pueblos de los alrededores, por lo que tomamos algo en el mismo Lodge, muy oportunamente porque asi pude comprobar como se esta en un verdadero dinner americano, con su estilo retro anyos cincuenta, de esos que tienen sillones acolchados de rojo, maquinas para poner musica, aunque la nuestra no funcionaba, billar en el cual varias jovenes lugarenyas con aspecto de pocas luces estaban jugando, y un camarero rubio y con tatuajes. La comida? Hamburguesa, patatas y cerveza, faltaria mas. No se si la digestion me sentara muy bien. Pero bueno. Voy a dormir como cualquiera de tantos y tantos troncos de los que nos rodean. Ni siquiera puedo colgar estas cronicas, pero en un par de dias volveremos a Oakland y desde alli la aventura de la vida agreste se dara por concluida. Por ahora, vayamos a pelear con los rapidos.

2 comentarios:

Hopewell dijo...

Joder, que te lo estás pasando de puta madre, que no paras de hacer cosas... Y otros yendo a clase todos los días, amargados...

Luis dijo...

Ja, ja, cierto Hopewell, pero ya nos queda solo un dia en California, y luego vuelta a Whasington. Cuando regrese alla, tras mi obligada estancia en Leon, si que me va a tocar amargarme buscando currelo de lo que sea, que ya va siendo hora. Digamos que esta era una oportunidad de esas que no pueden desaprovecharse...