miércoles, mayo 23, 2007

Moleskine de un viajero en USA. Episodio VII


SUBIDAS, BAJADAS, AULLIDOS Y TRANVIAS. (AND TWO)


No estoy acostumbrado al ejercicio fisico, andar ando mucho pero lo de correr es otro cantar, sin embargo si me hubiera gustado participar, junto con Paco, aunque solo fuera por curiosidad, en la casi centenaria carrera Bay to Breakers, un recorrido que atraviesa la ciudad, pasando por el Golden Gate Park hasta llegar a la playa del oceano Pacifico. Hasta ahí todo normal. Pero no es que tenga la solemnidad de unos Juegos Olimpicos... Mas bien, se distingue porque los corredores suelen ir disfrazados de manera cuanto mas estrafalia mejor, e incluso muchos llevan cacharros realizados con carritos de la compra a la manera de los Autos Locos. Vamos, como Carnaval pero a ritmo mas ligero. Hasta ahí se notaba la influencia hispana con esas cuadrillas directamente llegadas de una suerte yanqui de los sanfermines, quiza habian leido a Hemingway, pero los carros-toros eran geniales. Otros iban directamente casi en pelotas, quiza trasladando el espiritu del proximo Gay Pride hasta aquí. Todo un show, vaya. No se si sera solo esta ciudad, pero parece que los yanquis saben pasarselo bien. No seria la unica nota surrealista de la jornada. La siguiente iba a ser del todo inesperada, porque fui a acompanyar a Paco al Moscone Center, y fui a comer a los Yerbabuena Gardens, que circundan el centro de convenciones. Alli habia una explanada de cesped con un escenario, y multitud de gente espatarrada en la hierba creando una pequenya version del Woodstock que se estaria viviendo en el Golden Gate Park tras la carrera. Se trataba de un festival que se celebra en los jardines, del cual no estaba informado, y mi mayor sorpresa fue ver el grupo que tocaba, una de esas mezclas imposibles que solo pueden funcionar en este pais. Black Majal, como en parte su nombre hace suponer, es un grupo de cantante hindu, con su turbante y mostacho a lo Sandokan, que hace un estilo que se define en el programa como Punjab Funk. Que eso pueda resultar raro solo puede suceder para quien no lo escuche, porque a mi la fusion de ritmos tradicionales indios con el funky y el hip-hop de un negro que aportaba una nota aun mas exotica, la verdad es que me convencio, y me tumbe en el cesped como uno mas, dando cuenta del bocata mientras disfrutaba del concierto.
No suelo tener mucho interes en visitar lugares religiosos, y cuando lo hago es mas bien por admirar un exterior de gran impacto artistico, como el de nuestra catredral de Leon, que le da mil vueltas a la Grace Cathedral, un remedo de la Notre Dame de Paris que ha salido de buena factura, pero lo que mas me llamaba para ir alli era un detalle muy curioso que bajo ningun concepto se hubiese esperado de ningun templo catolico espanyol, ni casi se diria del resto de Estados Unidos. Nada menos que una capilla especial dedicada a la memoria de las victimas del SIDA, que en vez del San Pancracio habitual tenia como objeto de veneracion un mural realizado por el artista pop Keit Haring, que era homosexual y murio de la misma lacra al poco de terminar la obra. Me quito el sombrero ante los feligreses de San Francisco. Rompi otra costumbre, y deje un par de pavos en el cepillo. La causa merece la pena. Creyentes o ateos, es algo contra lo que se ha de luchar.
Y tras la espiritualidad, contracultura. Tocaba ir hasta North Beach y seguir en parte la ruta de los beatniks, aunque a decir verdad mi cansancio pasaba factura ya un poco por la resaca de la Coit Tower y otras cuestas que debi subir para llegar a Nob Hill, la colina de casas pudientes donde esta emplazada la catedral. Como sea que a mi siempre me sobran libros para leer, y prefiero seleccionarlos bien antes que tener un monton de los cuales vaya a desechar la mitad, apunte tan solo tres titulos para este viaje. Un par los tenia reservados para la jornada de Castro, mientras que el otro lo consegui, como tenia pensado, en ese barrio, si bien no en la librería mitica en la cual se imprimio, la City Lights Book Store, sino en el Beat Museum, que es un apendice de la anterior, con recuerdos de aquella generacion y obras de sus autores, por lo cual era como si lo hubiera adquirido en la misma. El libro en cuestion se llama Howl, Aullido, es de Allen Ginsberg y es un pequenyo poemario que en proporcion armo un enorme escandalo alla por los anyos cincuenta, cuando fue tachado de obsceno y fue perseguido con dureza, abriendo el terreno a toda una serie de movimientos contraculturales de los cuales el mas puntero fue el beatnik, del cual se considera a Ginsberg como uno de sus progenitores.
Resulta complicado leer poesia en una lengua diferente a la tuya, pero la primera impresión de Howl, sentado en un butacon del Starbucks, fue de una fuerza y un poderio que justifica sin duda el impacto en aquella sociedad aun secuestrada por la Caza de Brujas. Ya habia leido una de las composiciones del poemario en castellano, lo cual gana en comprension pero pierde los matices del texto original. Si al llegar mis ultimos dias veo que aun hay dolares que gastar, lo hare en libros, desde luego, y si puede ser de aquellos autores que tienen mas dificil traduccion en nuestro pais.
Yo no me considero un beatnik, desde luego, y tampoco se muy bien bajo que faceta clasificarme. Pero lo que si comparto es el amor por la creacion sin ninguna barrera que sentian aquellos pioneros. Truman Capote ridiculizo a Kerouac, diciendo que no escribia, sino que mecanografiaba. A mi ambos autores me complacen, supongo que porque mi propio estilo es un poutpurri que no hay por donde cogerlo... Pero al menos espero tener un estilo propio, aunque se vaya metamorfoseando. Inspiracion no me falta, y esta viaje me ha dado mas. Hay cierta idea que no se si me atrevere a llevar a cabo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

mi hermano tiene talento!!!!