martes, mayo 22, 2007

Moleskine de un viajero en USA. Episodio VI


SUBIDAS, BAJADAS, AULLIDOS Y TRANVIAS (ONE)


Que es un turista sin un museo? Le quitas eso y la camara, y entonces las senyas de identidad se desvaneceran. Pese a todo, yo solo tenia uno en la lista, el SFMOMA, es decir, el museo de arte moderno, tan solo superado por el de Nueva York. No abria hasta las once, asi que por hacer tiempo me baje Market Street, que es la arteria principal de la ciudad, hasta el Civic Center, donde esta el ayuntamiento y los principales edificios de gobierno. Quiza fuera porque era aun pronto para un sabado por la manyana, la cuestion es que nada mas abandonar el segmento de calle que se englobaba dentro de la zona financiera y exclusiva donde esta situado el hotel, tan solo se veian vagabundos, pero no de manera aislada, sino que, gregarios o solitarios con su casa – carro a cuestas, extendian su territorio de homeless a lo largo y ancho de la acera, de vez en cuando alternandose con las tipicas pandillas que salen en las peliculas, de jovenes negros con estetica rapera, conste que es un mero apunte sin animo de xenofobia. La otra cara de America, inevitable comentario. Hay que senyalar que estos sin techo han dado muestras de ser bastante inofensivos, y si alguno me abordaba yo hacia como si entendiera aun menos el ingles de lo que lo hago. Llegue a United Square, la unica plaza que he visto dedicada a algo por lo general tan inutil como las Naciones Unidas, y segui el paseo hasta el City Hall, ayuntamiento para entendernos.
Tocaba momento cultural, y me vi gratamente sorprendido al ver que la exposicion temporal estrella del SFMOMA era una retrospectiva acerca de Picasso y su influencia sobre los pintores americanos contemporaneos y posteriores a el. Fue de hecho lo que mas aprecie en el museo, sin quitar por ello importancia a su colección permanente, con buenas muestras de artistas como Matisse, Klee, Miro, Warhol, Pollock y Diego Rivera entre otros. Orgullo patriotico en el extranjero, al menos en el terreno del arte. Ver como todos esos yanquis abarrotaban y admiraban la obra de nuestro gran genio de la pintura del siglo pasado, hacia el cual se rindieron sus compatriotas como bien se exponia en las frases encomiasticas estampadas sobre las puertas, me henchia el animo pese a encontrarme yo solo alli.
Tras el museo, el espiritu culto get fucked, a menos que se entienda como cultura culinaria propia del pais el visitar sus establecimientos clasicos de comida rapida, tan arraigados a la tierra que ni siquiera han llegado aun a nuestro pais. Comi en Del Taco, puro tex – mex. ¡Andale! Ahora que lo pienso, no estoy comiendo tan mal en mi estancia. De hecho, en algunos momentos ni siquiera como, o lo hago picando. En cambio, hago jornadas a pie tan largas que valen por todo lo que no he caminado en varios meses. Y si solo fuera andar en terreno liso, valga, pero es sabido que San Francisco es una ciudad con colinas, y la vista mas panoramica de la ciudad y la bahia se encuentra en una de ellas, Telegraph Hill, hogar de la Coit Tower, hacia la cual dirigiria mis pasos por la tarde, no sin antes haberme desplazado en otra de las atracciones clasicas de San Francisco, el tranvia, en concreto el tradicional de madera, mas orientado hacia visitantes, que sale del cruce de las calles Market y Powell. Es un rincon muy animado ese. A veces se ponen chavales negros a bailar break-dance, y de continuo hay un hombre viejo del mismo color que lleva un cartel diciendo que Jesucristo nos ama, sin mayor informacion. Lo mejor del tranvia, mas alla de estar montando en una reliquia, es comprobar con que pericia sube las calles, de tortuosa ascension, pese a ir cargado hasta las trancas. Por lo demas, no tiene mucho misterio. Aunque ayudo bastante el remolque, aun me quedaba un buen repecho hasta llegar a la torre. Mereceria la pena. Desde lo alto de Coit Tower se divisa completamente toda la ciudad, pudiendo apreciar asi mejor sus contrastes. Bien lo saben quienes explotan el edificio, porque cuatro dolares y medio por subir en ascensor un minuto resultaria ridiculo de no ser por el privilegio de dominar todo San Francisco de un vistazo. Luego los pies se iban solos cuesta abajo, desde luego, pero aun era poco el uso que habia dado de ellos.

1 comentario:

El Mostro dijo...

¡Como me gustaría a SF!
Saludos desde Mosterio.