sábado, julio 04, 2009

La Tonta.

Cuando voy a Madrid, en vez de listas yo hago tontas, y esta vez con todo el sentido de la palabra. El jueves por la mañana debía de tener mi mente algo nublada, aunque no por la resaca, el caso es que metí todo tipo de chorradas que no creo que vaya a usar demasiado y en cambio me dejé la tarjeta de crédito. ¡Increíble! Si no fuera porque tengo unos amigos y una familia estupendos, merecería pagar la penitencia de ir a la concurrida plaza de Chueca con un cartel que pusiera MAMADAS A 5 EUROS. A este respecto diré que ayer me abordó una prostituta a vagina armada, en plena Gran Vía y a las nueve y media de la noche, menudo método de ganar clientes... Se me tiró literalmente encima, con una presa de kung-fu que casi no me pude quitar, me sentí agredido y molesto porque siempre me vengan las feas. Tenía que haberle dicho que no me gustaban las mujeres pero para qué mentir, me bastaba con añadir No me gustan las mujeres como tú. En fin, esas cosas solo pueden pasar en Madrid...
En fin, como no suele haber mal que por bien no venga, gracias al desliz no derrocharé en estos pocos días que voy a estar aquí. Y menos mal que son pocos, porque el calor me está atorrando y nuestro piso cada vez tiene menos muebles y más cucarachas. Je, je. No vuelvo sin un Cucal de esos, las mata bien muertas. Creo que todas las criaturas tienen derecho a la vida, pero en el caso de las cucarachas lo cierto es que tengo que revisarlo. Bueno, pues no añado mucho más porque el banco de este locutorio es casi peor que el de nuestras aulas de Filología. Hoy es la manifa, luego habrá que salir un poco a ver si podemos ver gente conocida entre todo el barullo, mañana espero ver al viejo amigo Hall y pasado al aún más viejo, como amigo, Hopewell, con quien estuve rodando un corto ayer de figurante, tarea en la que quizá aún se me recuerde de la serie Siete Vidas...

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