viernes, julio 24, 2009

Moraleja.

Cuando uno está escribiendo un guión de largometraje, creo que puede ser positivo el que se imponga cierto tipo de ejercicios, aunque algunos constituyan verdaderos autos de fe. Acabo de hacerlo con el visionado de Mentiras y Gordas, y el símil religioso no es baladí; me ha parecido una película religiosa a su manera, moralista, y no soy el primero que lo dice... Me ha dejado tan acongojado que creo que, aunque todos los días que restan del mes escribiera sobre ella, aún me quedarían cosas por decir. Así pues, de lo malo se aprende, y mucho, por suerte mi guión no tiene demasiado en común con este, escrito a ¿seis? manos. Bueno, alguna parte sí, como la del menáge a tróis, pero el mío es menos onanista y tiene más sentido... En fin, asumamos esta inenarrable experiencia mediante el sueño.

No hay comentarios: